jueves, 10 de octubre de 2013

La historia del 3 de noviembre de 1903

Fueron 17 los intentos separatistas panameños después de fundada la colonia, la inquietud independentista nos condujo a la separación de España. Nuestra vocación de libertad se mantuvo latente durante la época Granadina.

Desmenbrada la Gran Colombia quedaron unidos en un débil lazo Panamá y Colombia, unión que no fue posible mantener principalmente por la desidia y abandono del Gobierno Istmeño.

Las raíces históricas de nuestro principal recurso geográfico salieron a relucir ante el trato prepotente del Gobierno de turno que rechazó el Tratado Herrán - Hay y condenaba a Panamá a una vida ya casi tradicional de privaciones
El fusilamiento Victoriano Lorenzo, el caudillo liberal que se negó a aceptar la paz del Wisconsin, sirvió de acicate a la idea de la separación definitiva del Istmo de Panamá.

El 25 de julio de 1903, el general José Vásquez Cobo, comandante militar de Panamá y hermano del entonces ministro de Guerra colombiano, ordenó el asalto de la imprenta que publicaba el periódico El Lápiz, el cual había narrado en detalle el fusilamiento de Lorenzo y había hecho algunas veladas protestas por el suceso.

Este hecho provocó la salida de Cobo de Panamá e hizo que finalmente los liberales panameños se dieran cuenta de que no tenían ninguna garantía ni seguridad bajo el régimen conservador colombiano y se pasaron a las filas de la conspiración secesionista.

Por estas fechas ocurrió otro hecho que selló definitivamente el camino del Istmo hacia su constitución en república: el rechazo del convenio Herrán–Hay entre Estados Unidos y Colombia para la construcción de un canal interoceánico por Panamá, en el cual los panameños veían una luz de esperanza para mejorar sus condiciones de vida.

A pesar de los esfuerzos realizados por los senadores panameños Luis De Roux y José Domingo de Obaldía, la mayoría del Senado colombiano votó en contra de este convenio el 12 de agosto de 1903.
De Obaldía sería eventualmente nombrado gobernador del Istmo, cargo que ya había desempeñado con anterioridad. Como era de esperarse, el nuevo gobernador se sentía inclinado hacia la idea de la separación.

Para el 3 de noviembre de 1903, que por cierto fue miércoles, la Junta Revolucionaria y sus más cercanos colaboradores ya habían proclamado nuestra separación de Colombia.

Le correspondió al Consejo Municipal, como representante del pueblo soberano, citar por medio de su presidente Demetrio H. Brid a una sesión solemne y extraordinaria con el fin de adherirse al movimiento ya prácticamente consumado.

Brid también le solicitó al presidente de Estados Unidos el reconocimiento oficial de la nueva nación y citar a las corporaciones públicas, militares y religiosas, así como a todos los ciudadanos, a un cabildo abierto para el próximo 4 de noviembre.

A las 9:00 de la noche se inició la reunión, a la que asistieron los concejales: Manuel María Méndez, Rafael Aizpuru, Enrique Linares, Manuel José Cucalón, Agustín Arias F., José María Chiari, Ernesto J. Goti (secretario del Concejo), y Demetrio H. Brid (presidente).

En esos instantes los miembros de la Junta Revolucionaria, José Agustín Arango, Manuel Amador Guerrero, Federico Boyd, Carlos C. Arosemena, Nicanor de Obarrio, Manuel Espinoza Batista, Tomás Arias y Ricardo Arias también se hallaban reunidos junto con numerosos compatriotas en el cercano hotel Central.

Pocos días antes el doctor Amador Guerrero le había preguntado a su hijo y artista Manuel Encarnación, “cómo podrían hacer para arreglar el asunto de la bandera de la nueva República”, ya que se había rechazado la enviada por la esposa de Buneau Varilla, que se asemejaba mucho a la de Estados Unidos.

Manuel E. Amador, que también era pintor, tomó entonces una hoja de papel y lápiz, y rápidamente dibujó la insignia que ya hacía rato tenía pensada. Para el día 4, María de la Ossa de Amador, su sobrina María Emilia y su cuñada Angélica, habían bordado y cosido con materiales, adquiridos por ella, dos banderas: una de ellas la paseó Alejandro de la Guardia, seguido de numeroso público entusiasta desde el hotel Central. La otra fue izada al día siguiente en un asta situada en el Palacio Municipal. Una de esas banderas fue llevada posteriormente a Estados Unidos en donde su autor fue cónsul.

Por cierto que en el momento de la izada se dice que José Francisco de la Ossa disparó con su revólver entusiastas salvas al aire. No era para menos.

Los padrinos de la bandera fueron Manuela Méndez de Arosemena, Lastenia Uribe de Lewis, Jerardo Ortega (aparece con J en los documentos) y José Agustín Arango.

No todo fue celebraciones. El día 3 habían anclado en la bahía de Colón, o sea en la de Limón, el crucero “Cartagena” y un carguero que juntos traían 550 soldados colombianos más todos sus equipos y armas, con el fin de impedir el movimiento separatista.

Al dirigirse sus jefes, los generales Juan B. Tovar y Ramón G. Anaya, a las autoridades del ferrocarril para que todos fueran trasladados a la capital, se les dijo que no había vagones suficientes y que deberían pagar por el transporte. Que a los jefes los podían llevar y que las tropas serían transportadas después.

Al llegar a Panamá fueron apresados por el capitán Marco A. Salazar, quien cumplía órdenes de su jefe Esteban Huertas. Con esta orden Salazar se jugó la vida.

Todo ello hizo que el coronel Eliseo Torres, que había quedado en Colón al mando de las tropas que no fueron transportadas, amenazara con destruir totalmente la ciudad, y con matar a los estadounidenses presentes allí. Después de múltiples conversaciones y de 8 mil dólares, más el valor de los pasajes y alimentos, se solucionó tan grave y peligrosa situación. A bordo del “Orinoco”, ni dijeron adiós.

A todas estas en la capital se habían organizado los batallones Primero y Segundo del Istmo, más varios regimientos para impedir una posible llegada de aquellos soldados hasta la capital.
Acta de independencia del istmo de panama 1903

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